17 septiembre 2018

El fallo no es una opción, ahora disponible en papel


Buenas noticias: El fallo no es una opción ya está disponible en papel. 527 páginas de tocho, para quien le guste sentir el peso de la copia impresa en sus manos :-)




En realidad hace ya una semana que estaba listo, pero quería tener en mis manos la primera prueba para comprobar la calidad final y poder corregir posibles errores si los hubiera (calidad de la portada, principalmente), pero debo confesar que el resultado me ha sorprendido muy gratamente: al mismo nivel que las ediciones publicadas por editoriales de prestigio, y mejor que muchas ediciones que se ven por ahí. Un libro agradable de ver, tocar y leer. No sé si es cosa mía, pero diría que es la mejor edición en papel de mis libros, a pesar de que todas las anteriores las habían hecho profesionales y ésta ha sido mi primera experiencia con la autopublicación.

En este proceso he aprovechado también para detectar y corregir algunas pequeñas erratas que se colaron en la primera edición digital; sin importancia, pero molestas y más abundantes de lo que esperaba, a pesar de que lo revisé exhaustivamente un par de veces. Esto demuestra, una vez más, la importancia de los chequeos cruzados en temas de calidad y seguridad (muy relacionado con el contenido del libro), dadas las limitaciones del cerebro humano para detectar los fallos propios. En este sentido, os pido disculpas a los que os apresurasteis a adquirir la primera edición; para compensaros, si habéis detectado alguna de esas erratas os pido que me las comentéis escribiéndome a fjcasadop – aquívalaarroba – yahoo-punto-es, y os enviaré una nueva edición digital corregida. Hasta es posible que en este proceso pillléis alguna otra que aún se me haya escapado, pero lo bueno de la edición digital y también de la impresión bajo demanda, es que se puede actualizar el texto en cualquier momento sin problema.

Bueno, pues nada, lo dicho: para los amantes de las copias en papel, ya tenéis disponible el libro El fallo no es una opción en Amazon. La verdad es que aunque personalmente soy un ferviente defensor del formato electrónico, por comodidad, debo confesar que en este caso me ha gustado tenerlo en las manos. ¡Espero que os guste!

(NOTA: La imagen del libro que ilustra esta entrada es la de la copia de prueba, con banda en la portada indicando "Prohibida la reventa". Esta banda no aparece en las copias adquiridas en Amazon).

El fallo no es una opción -papel- en Amazon.es
El fallo no es una opción -papel- en Amazon.com

30 agosto 2018

[LIBRO] El fallo no es una opción. La accidentada historia de la astronáutica

Aunque hace ya tiempo que dejé de escribir en el blog, hoy vengo de nuevo para anunciaros la publicación de un nuevo libro. Se titula “EL FALLO NO ES UNA OPCIÓN. La accidentada historia de la astronáutica”.


Sí, seguro que a muchos este título os recordará otro de mis libros, “Houston, tenemos un problema”. Es cierto: el tema es el mismo, y hasta el enfoque: descripción detallada de los accidentes, sus causas y consecuencias, utilizándolos además como hilo conductor para ir relatando toda la historia de la astronáutica desde sus inicios hasta nuestros días. En cierto modo, se puede decir que este nuevo libro es un “Houston 2.0”. O, despectivamente, “un refrito”. Bueno, sí, un poco de eso hay, aunque también creo que hay diferencias suficientes como para justificar un nuevo título y considerarlo un libro nuevo, más que una nueva edición del anterior.

¿Por qué volver ahora sobre este tema? Bien, para empezar, siempre supe que el Houston quedaría desactualizado en algún momento, porque siempre ocurrirían nuevos accidentes con posterioridad a la publicación del libro. Y, efectivamente, así ha sido. Aunque desde su publicación en 2005 no hemos tenido que lamentar ningún nuevo accidente mortal en el programa espacial tripulado (aunque sí ha habido víctimas relacionadas con el desarrollo de tecnología espacial, como en el accidente de Scaled Composites en Mojave en 2007), sí han existido accidentes de mayor o menor gravedad en estos últimos 13 años. Y también en este tiempo han salido a la luz algunos incidentes relacionados con el programa del transbordador espacial que no habían trascendido aún al exterior en la fecha en que escribí ese libro.

Como digo, eso lo sabía desde el primer momento, y por eso desde que publiqué el anterior continué recopilando toda la información que podía sobre cada nuevo accidente o incidente grave, así como los nuevos datos que a veces aparecían sobre los casos más antiguos. ¿Por qué? Pues… supongo que porque en el fondo nunca me he cerrado a la posibilidad de sacar una nueva edición revisada y actualizada de aquel libro; sin ser algo que me hubiera planteado nunca seriamente, sabía que era una posibilidad. Pero, sobre todo, porque me gusta el tema. Me gusta mucho.

No, no soy un morboso. Pero es que el tema de los accidentes y su investigación, es apasionante. Es un reto en todas sus facetas: desde la prevención, que obliga a diseñar bajo los criterios de la seguridad, buscando la redundancia o los diseños “fail safe” (tolerantes al fallo), hasta la investigación de los accidentes, que a menudo es toda una labor de investigación del más alto nivel. Por no hablar del reto que a su vez supone después rediseñar el sistema para evitar que un fallo de ese tipo pueda reproducirse en el futuro. Técnicamente, todo esto es apasionante, y yo creo que a todo amante de la ciencia y la tecnología le resulta tremendamente atractivo.

Pero es que, además, el relato de los accidentes, la epopeya de quienes los sufren, es también emocionante. Dejemos el morbo aparte, de hecho es incluso mucho más emocionante cuando no hay víctimas y se consiguen superar todos los problemas: seamos sinceros, a todos nos gusta. Nos gusta la peli de “Apolo 13”, nos gusta la peli de “Gravity”… ¿y por qué? Pues porque durante toda la película sus protagonistas están luchando por sus vidas, superando un problema tras otro, hasta el final. Y nos encanta. ¿Quién se tragaría dos horas de proyección en las que un astronauta se limitase a realizar sus experimentos, comer, ejercitarse en la cinta de correr, y dormir? Vale, no me refería a ti… sí, ya sé que aquí más de uno se lo tragaría, pero hablamos de gente “normal” ;-) Por ello, siempre he creído que relatar la historia de la exploración espacial tomando los accidentes como hilo conductor, es una forma apasionante de hacerlo, quizás una de las más amenas que se pueda encontrar, y que además permite al lector ser mucho más consciente de lo que implica subir al espacio. Ver un vídeo en youtube de los astronautas de la ISS jugando con burbujas de agua puede ser chulo, pero ser astronauta es mucho más que eso, y a veces lo olvidamos.

Volviendo al libro, y para aquellos que ya conozcáis el “Houston”, ¿qué aporta éste de nuevo? Pues lo más destacable es la inclusión de 5 nuevos capítulos en los que se tratan 6 nuevos accidentes o incidentes graves. También he ampliado ligeramente algunos de los accidentes “antiguos” con información adicional. Por último, he corregido erratas y algún pequeño error, y he revisado extensamente el texto, realizando algunas modificaciones en la redacción, a nivel principalmente de estilo. El resultado asciende a 693 "páginas equivalentes", según recuento de Amazon. También hay algunas fotografías nuevas; las fotos (250, nada menos) siguen siendo en este libro una parte muy importante, complementaria del texto, ayudándonos tanto a comprender lo que leemos (especialmente en el caso de las descripciones más técnicas) como a meternos en situación. En fin, más allá de los nuevos capítulos, se trata de temas menores que probablemente no justifiquen la relectura para quienes ya conozcáis el anterior, pero que creo que harán la experiencia bastante más satisfactoria a quienes se aproximen a este libro por primera vez. Sinceramente, creo que este libro no sólo ha ganado en contenidos, sino también en calidad con respecto al anterior.

Y hay una razón adicional para publicarlo: que el “Houston” ya hace tiempo que no se encuentra en las librerías. Al parecer, el libro está agotado. Digo al parecer, porque me he tenido que enterar por terceros, y en la editorial pasan de mí… y de pagarme mis derechos de autor correspondientes, dicho sea de paso. Así que, viendo que puede haber nuevos potenciales lectores interesados en el tema (¡han pasado 13 años, que se dice pronto!) que no pueden encontrar un libro así en el mercado, he decidido llevar a la práctica esa antigua idea de sacar una nueva versión actualizada y mejorada. Y esta vez al margen del mercado editorial tradicional, tras sufrir las experiencias previas…

Finalmente, una curiosidad sobre el título. Como en cierto modo se puede considerar una versión 2.0 del “Houston”, pues qué mejor que titularlo de forma acorde. Si en la historia del Apollo 13 la primera frase famosa fue “Houston, tenemos un problema” (bueno, o “hemos tenido”…. pero eso es para frikis), la segunda, la que vino después, se supone que la pronunció Gene Kranz para exhortar a su equipo a buscar una solución: “El fallo no es una opción”. Que sí, que ya lo sé, que nunca la pronunció, que se la inventaron para la peli… ¿Y qué? Mola. Y expresa perfectamente el espíritu con el que se previenen, se investigan y se da solución a los accidentes, que es una de las claves del libro. Así que ésta ha sido la frase elegida. Una versión 2.0 con una frase 2.0.

En fin, no me enrollo más. Si lo leéis, espero que os guste. ¡Hasta dentro de otros 13(?) años!

Podéis encontrar el libro en Amazon:


…y en el resto de webs nacionales de Amazon.

14 noviembre 2014

¡¡Enhorabuena, Philae-Rosetta!! ¡¡Y enhorabuena, Europa!!

Una entrada muy rápida, ya que últimamente ando metido en otros negocios y no tengo tiempo para nada, solamente para unirme (algo tarde, lo sé, cosas de esos líos en los que ando...) a las enhorabuenas a todo el amplio equipo que está detrás de este gran éxito europeo.

Parece ya olvidado aquel otro gran éxito europeo en un cometa, la misión de la sonda Giotto al Halley allá por 1986 (¡hace ya casi 30 años!), marcando entonces un gran hito por su gran acercamiento a un cometa activo (los impactos de diversas partículas que recibió el aparato fueron buena muestra de la aventura corrida). Y, ahora, un nuevo robot diseñado y fabricado en Europa aterriza en el Churyumov-Gerasimenko (Chury, para los amigos :-).

Lo dicho: estamos de enhorabuena. Hasta pronto (espero que no haya que esperar otro hito de estos para volver por aquí...)



05 agosto 2014

Lo han clavado (O sobre cómo se plantean algunas misiones...)

La semana pasada, unos científicos pertenecientes a un grupo consultivo seleccionado por la NASA para dar su opinión acerca de futuras misiones, mantuvieron una de sus reuniones en Washington. Uno de los asuntos estrella fue el debate sobre una “exótica” propuesta de la NASA acerca de traer un asteroide hasta la órbita lunar para luego mandar astronautas a explorarlo (sí, si te suena raro y extravagante, a mí también). Bien, no entraré en más detalles sobre este tema (si habláramos de todas las propuestas más o menos realistas o más o menos soñadoras que salen cada año, no daría abasto a publicarlas en el blog). Pero sí quería hablar un poco sobre estos debates esotéricos, apoyándome en la genial presentación que hizo uno de los miembros de este comité, Richard Binzel, Profesor de Ciencias Planetarias del MIT.

Cuando tomó la palabra, Binzel salió al estrado para presentar su propuesta de exploración: la misión FARCE, Far Away Robotic sandCastle Experiment (Experimento robótico de castillo de arena muy lejano).


(Para los que no andéis muy sueltos con el inglés, al final de esta entrada incluyo la traducción del texto de la diapositiva)

¿Oigo risas? ¿Pero por qué? ¿Hay algo que os choque en esta presentación? ¡Pero si es lo que lleva haciendo la NASA y los diferentes lobbies a favor de la exploración espacial tripulada los últimos 10 años! De hecho, las justificaciones de esta misión del castillo de arena son básicamente las mismas que llevamos oyendo durante años para cualquier otra.

No, no estoy de coña, y es que comparto completamente la ácida crítica realizada por el profesor Binzel: llevamos años escuchando propuestas sin la más mínima base, sean del tipo que sean, en una especie de mundo al revés en el cual queremos justificar de alguna forma poder enviar astronautas a cualquier parte. Porque sí, eso es lo que queremos: fabricar una nave chula, meter astronautas dentro y mandarlos lejos. Luego ya veremos lo que hacen por ahí. Así que habrá que pensar en alguna misión, en algo en lo que puedan entretenerse. Como hacer castillos de arena en algún mundo muy, muy lejano.

Esto es lo que lleva haciendo tanto la NASA como los diferentes grupos de aficionados (desde gente como nosotros hasta fundaciones con presencia institucional) desde hace años: buscar alguna justificación, la que sea, para mantener el sueño que arrancó con la visión de Bush en 2004. Porque lo importante es mandar astronautas allí arriba, tener astronautas volando por el espacio y pisando otros mundos. ¿Cuáles? Jo, yo qué sé… pues Marte, por ejemplo. Y si no se puede, pues la Luna. Y si no, pues un asteroide. O lo que sea, ¿qué más da? Si lo único que importa es verlos en las fotos y en la tele pisando otros mundos. Es excitante. Mola. Eso es lo que queremos. ¡Joder, ¿pero es que no lo ven, que lo demás es accesorio?! ¡Invéntate la excusa que quieras, pero envía astronautas allí arriba ya!

La diapositiva parece absurda, ¿verdad? Pues no lo es mucho más que el proceso que llevamos viviendo en la última década. Y no lo digo ahora, a toro pasado: si leéis mis primeras opiniones sobre la Visión para la Exploración del Espacio, de Bush, hace 10 años decía exactamente lo mismo, porque la directiva de Bush nació justamente con este espíritu: mandemos astronautas por ahí, que es lo vistoso y lo que mola. Ya pensaremos cómo justificarlo científica o técnicamente, seguro que podrán hacer algo útil. Y si no, qué más da: esto mola. Es guay, o “cool”, que somos yanquis. Y punto.

Bush empezó así, con justificaciones sin base alguna en su discurso de lanzamiento de la “visión”. Luego la NASA intentó buscarle algo más de contenido, y empezaron, a toro pasado (las instrucciones de ir ya estaban claras) a ver qué podían hacer si volvían de nuevo a la Luna. Reuniones y más reuniones, todos excitados, diciendo “que vamos a la Luna, venga, vamos a ver qué aprovechamos para hacer”. En fin…

Luego la realidad se impuso: retrasos, problemas técnicos, presupuestos que se disparaban una y otra vez… y llegó la crisis. La visión, a tomar por culo, con perdón. A muchos no nos sorprendió, lo raro hubiera sido verla hacerse realidad (aunque confieso que duró bastante y yo empezaba a tener dudas… si hubieran conseguido avanzar un poco más, hubiera sido más difícil desmontarlo todo luego). Pero era duro renunciar al sueño de ver a astronautas dando saltitos por ahí, así que de nuevo, diferentes comités y grupos y grupúsculos de todo tipo se reunieron una y otra vez a ver qué misión “barata” se les podía ocurrir en la que siguiéramos viendo a los astronautas explorando el espacio.

Pues ir a la Luna es caro y nos han cancelado el megacohete que lo haría posible, pero con el cohetillo que parece que nos van a dejar construir podríamos ir a un asteroide”. Pues hala, todos con la idea del asteroide. Marte, ni en sueños. Repetir lo de la Luna (no preguntes para qué, aguafiestas) ya también nos lo han jodido. Pero si al menos pisamos un pedrusco… algo es algo… Venga, todos a ver cómo defendemos esto.

Y así llevamos año tras año.

¿Qué tiene esto de malo? ¿Es que no sería útil enviar astronautas a un asteroide? Pues a ver, dejadme que os responda con otra pregunta: ¿sería útil tener en casa un coche que también volara y navegara? Pues sí, claro que sí. Y molaría un huevo, con perdón. Pero, ¿merecería la pena? Valdría un pastizal, y podríamos hacer lo mismo por otros medios (volar en una línea aérea, navegar en un yate alquilado en vacaciones…). ¿Cuántos optaríamos por el supercoche-barco-avión si tuviéramos que pagarlo nosotros, teniendo en cuenta que, realmente, no lo necesitamos, por muy “cool” o fardón que sea?

Pues eso mismo es lo que está pasando, desde mi punto de vista. Y el de Richard Binzel, por lo que veo.

Binzel ha puesto el dedo en la llaga de la forma más visual posible, al parodiar con su diapositiva la forma en que se están haciendo las cosas. Y es que es absurdo decidir primero lo que se va a hacer (enviar astronautas allí arriba) y pensar luego para qué. La ciencia funciona (o debe funcionar) al revés: analicemos qué objetivo científico es realmente interesante, realmente útil para el avance de nuestro conocimiento, y veamos luego la forma de llevarlo a cabo. Sea con astronautas, con robots o con un telescopio. Lo que realmente se necesite. Si conseguimos presupuesto, claro, que esa es otra... Pero así debería funcionar el mundo. Lamentablemente, incluso en las mecas del conocimiento técnico y científico como el MIT, el JPL o la NASA, muchas veces se actúa por otras motivaciones. De forma irracional. Simplemente, porque mola. Aunque no queramos reconocer que ésta es la verdadera motivación.

APÉNDICE: Traducción del texto de la diapositiva

Experimento robótico de castillo de arena muy lejano (FARCE)

Estudio conceptual: Una nave robotizada (A) llega al objetivo. Construye un castillo de arena (B). (Algunos detalles técnicos y de presupuesto omitidos. Pero somos muy listos. Confía en nosotros).

(¡Próximamente!: convincentes animaciones con astronautas)

Desarrollo de tecnologías clave para el vuelo espacial tripulado
·         Superar los retos que suponen las operaciones de precisión en gravedad baja.
·         Opciones flexibles de misión: la Luna, Marte, asteroides.
·         Aplicable a la Defensa Planetaria y Recursos Espaciales.

Involucración de la comunidad científica
·         Selección del lugar y desarrollo de la plataforma instrumental.
·         Oportunidades para socios internacionales.

Compromiso a nivel popular y beneficios para las partes interesadas
·         Educativo: Actividad popular terrestre trasladada al espacio.
·         Concurso de diseño de castillos de arena: ¡Diversión para toda la familia!
·         Oportunidades comerciales, incluido el turismo espacial.
·         Futuros “selfies” con icónicos castillos de arena.

No es una misión científica, pero tiene beneficios científicos claros
·         Comprender las propiedades del regolito en diferentes mundos, incluyendo su profundidad, cohesión y distribución del tamaño de las partículas.
·         Significativos avances en capacidades de toma de muestras científicas.
·         Oportunidad para estudiar las propiedades térmicas del subsuelo.
·         La estabilidad del castillo como prueba del ambiente sísmico.
·         La erosión del castillo revela las condiciones medioambientales locales.

Con capacidad de innovación constante:
Seguiremos haciendo diapositivas hasta  que a alguien le guste algo.

Alternativamente: Apoyar un plan sostenible con objetivos convincentes útiles para el interés nacional por medio de metas cuidadosamente estudiadas y priorizadas.


(¡Bravo, Richard!)

31 julio 2014

Cómo aprendimos a conocer el universo (Libro)

José Manuel Ramírez Galván, autor, entre otros libros, de V2, la venganza de Hitler, acaba de sacar al mercado su nueva obra: Cómo aprendimos a conocer el universo. Un ameno libro en formato electrónico con el que nos sumergiremos en la historia del que probablemente es uno de los asuntos clave de la ciencia, incluso podríamos decir que su origen: el conocimiento de nuestro universo.

De forma amena pero relativamente detallada, el autor nos conducirá desde la prehistoria (con su contemplación del cielo a ojo desnudo y la construcción de monumentos megalíticos relacionados con eventos astronómicos) hasta la teoría del Big Bang y del universo en expansión. Entre medias, los egipcios, babilonios, griegos, chinos, hindúes, mayas, aztecas… Copérnico, Tycho Brahe, Galileo, Kepler, Newton… Einstein, Hubble, Stephen ¨Hawking… Un amplio recorrido por un periodo de millares de años, durante los cuales el hombre se ha preguntado por sus orígenes y los del mundo que le rodea, y sobre cómo ha ido investigando y adquiriendo poco a poco los conocimientos de nuestro cosmos que tenemos en la actualidad.

El texto es ameno, de lectura ágil y sencilla, y apto tanto para jóvenes curiosos como para aficionados a la ciencia de todas las edades. Desde el que se acerca por primera vez con curiosidad a esta materia, hasta el lector más versado en estos temas, todos encontrarán en este libro repleto de pequeñas y grandes historias, de anécdotas y curiosidades, un buen motivo para su lectura.

ISBN: 978-84-15634-30-0

04 abril 2014

Este blog no hace pupa… pese a los avisos de Google

Probablemente algunos de vosotros os habréis encontrado en las últimas dos semanas con un aviso alarmante por parte de Google cuando queríais entrar a este blog. Los que lo seguís a través de algún lector de feeds no habréis notado nada, pero al resto os habrán asustado con amenazas de muerte (virtual) si osabais entrar a este antro de hackers en el que, según Google, se ha convertido el blog.

Afortunadamente parece que el tema se ha resuelto y que el aviso ya no sale, pero visto lo visto, no garantizo que no vuelva a suceder, porque parece que los sistemas automáticos de detección de malware de Google andan un poco alocados. Este blog nunca ha contenido malware de ningún tipo. Lo que Google detectó como armas virtuales de destrucción masiva no era más que un script absolutamente inocuo (lo verifiqué de nuevo por si algún hacker externo lo había manipulado, pero no: seguía siendo inocuo) para expandir y contraer las entradas del blog (los que seguís este blog hace tiempo lo conoceríais; llevaba años en el blog, sin dar ningún problema). Aunque avisé a Google del falso positivo, no me hicieron ni caso, así que opté por borrarlo para evitar problemas (por eso ahora todas las entradas aparecen en su totalidad, sin tener que darle a ningún link de “seguir leyendo”).

Esto sucedió hace más de una semana, al poco de detectar que Google me ponía de pirata para arriba (desde entonces llevo un parche en el ojo izquierdo). Cuando quité el script que había provocado todos esos problemas, las “herramientas para webmaster” de Google ya me decían que el sitio estaba “limpio” (antes también, pero se ve que ahora le gustaba más). Pero el aviso de muerte virtual si intentabas acceder al blog, continuaba.

Y esto era un problema gordo, porque dado que el sitio aparecía como “limpio” en el detector de problemas, no se me habilitaba el botón para indicarle a Google que ya estaba solucionado y que por favor quitasen el aviso.  Es decir, en teoría todo estaba solucionado, pero los sistemas internos de Google no se hablaban entre ellos, y mientras una parte me decía que ya estaba todo ok, otra avisaba a los lectores de que este sitio era malo de la muelte. Chungo.

Usé el foro de ayuda de blogger, pidiendo a ver si algún técnico de este gigante de internet podía solucionar el tema. Nada. Al cabo de varios días, alguien contestó diciendo que “iba a intentar tramitarlo”, o algo así… Al menos lo habían leído, pero la cosa iba muuuuuy lenta.

Finalmente encontré otro medio: una web que “certifica” la seguridad de las webs y que está coordinada con Google. Un servicio externo a Google pero que resultó funcionar a las mil maravillas: inserté la dirección del blog, y me confirmó que Google lo tenía en su lista negra. Solicité una revisión, y a las pocas horas me confirmaron que mi sitio estaba limpio, y Google dejó de llamarme hacker asesino. La entrada volvía a ser libre.

Es decir, que al final se ha solucionado vía un servicio externo, porque de Google aún estoy esperando alguna respuesta.

Peeero…

Los que sigáis mi otro blog personal, ajeno a estos temas espaciales, habréis comprobado que sigue bloqueado (salvo que lo sigáis por feed, en cuyo caso sólo habréis notado que no aparecen nuevas entradas). Y este problema es más gordo, y por ahora sin solución.

La causa fue la misma, y mis acciones, idénticas. Pero en el caso de ese blog, Google no se limitó a amenazar con la muerte (virtual) de todo aquel que osara entrar en el blog, sino que directamente lo bloqueó. Da igual que quieras entrar asumiendo el riesgo: no puedes.

Al igual que en el otro caso, las herramientas para webmaster del propio Google indican que no hay problemas de seguridad, pero el aviso sigue. Intenté usar la misma web que me solucionó el tema con este blog, pero detecta que Google no tiene ya esa página es su lista negra, así que no hace nada. Es decir, Google identifica el sitio como seguro, y lo ha eliminado de su lista negra, y ya no sale el aviso de muerte… pero sigue bloqueado.

No sé lo que durará esto. Me temo que alguien de Google tendrá que solucionarlo manualmente, y no creo que atender los problemas de mi blog esté entre sus prioridades. Sólo me queda esperar que de verdad esa respuesta que tuve en el foro de ayuda, referente a que “lo tramitaban”, signifique que está en vías de solución. Pero la verdad, mi experiencia hasta ahora con este tema no me hace ser demasiado optimista…

10 marzo 2014

Gravity - La frikicrítica

Un lector de este moribundo blog, aparte de echarme cariñosamente la bronca (exagero) por no escribir en él, me pide mi opinión sobre la película “Gravity”, de Alfonso Cuarón. Y como soy fácil de convencer, pues aquí va mi opinión personal (que es, pues eso: personal).

Por ir al grano, diré que la película me ha gustado. Bastante. Es entretenida, está bien hecha y presta mucha atención a los detalles. Ahora bien, es cine, debemos tener eso claro. Esto es Hollywood, y si queremos disfrutar un poco, deberemos verla con una “mente abierta”. Vamos, que no es que estemos hablando de Star Wars, con sus explosiones sonoras en el vacío y sus rayos láser a los que vemos desplazarse por el espacio, pero tampoco es un documental sobre astronáutica, y se toma sus licencias…

¿Qué licencias son esas? Unas cuantas, y seguro que otras que se me han pasado por alto (tampoco iba a la caza del gazapo, cuando veo una peli por diversión prefiero disfrutar de ella sin más, así que, salvo lo más flagrante, seguro que se me han escapado muchos detalles). Pero la verdad es que no considero que sean errores demasiado importantes, para mí no han afectado al disfrute de la película. Hombre, si acaso, la excursión final de la protagonista desde la Soyuz hasta la estación china Tiangong armada de un extintor la verdad es que sí me pareció excesiva (por decirlo suavemente), pero en fin, lo dejo pasar, supongo que soy muy blando :-)

Bueno, supongo que lo que buscáis es la carnaza, los comentarios de los errores, ¿no? Pues nada, todo sea por la audiencia blogueril. Pero que conste que reitero lo que dije al principio: la peli me ha gustado bastante, y la recomiendo. Si alguien quiere hacer sangre con sus gazapos, es cosa suya…

Si no recuerdo mal, el primero que vi fue en el retorno de Sandra Bullock al interior de la ISS tras su accidentado paseo espacial. Se quita el traje y se queda en camiseta y pantalón corto. Pues bien, esa es la vestimenta habitual dentro de la estación, sí, pero no dentro de un traje espacial en una salida extravehicular de varias horas de duración (de hecho, comentan en algún momento que lleva varias horas fuera, trabajando sobre el Hubble; 4 ó 5, creo recordar. Una duración bastante típica para estas misiones, dato correcto). Al salir del traje, la Bullock debería estar enfundada en el mono interior recubierto de tubitos de refrigeración. Detalle menor, al fin y al cabo, pero bueno, ahí queda para los cazagazapos.

Ah, bueno, antes de eso está uno de los fallos gordos de la peli, que no dudo que fue un gazapo totalmente voluntario y asumido para darle dramatismo al asunto: la pérdida de George Clooney. Por cierto, si alguien no ha visto la peli aún, que conste que a partir de aquí hay bastantes spoilers. Dicho queda.

Me refiero a esa dramática escena en la que la Bullock sujeta por la mano a un Clooney que parece estar cayéndose a un abismo, mientras la propia astronauta está precariamente sujeta a la estación a través de uno de sus pies, enredado en las líneas del paracaídas de la Soyuz (toma ya). Podemos aceptar que los dos hayan llegado a esa situación: movimientos violentos, fuerzas centrífugas, explosiones, etc, los han lanzado alejándolos de la estructura y sólo los cables del paracaídas, enredándose en los pies de la Bullock, consiguen retenerlos. Vale. Pero una vez que ya están así, no pasa nada: ya no actúan fuerzas sobre ellos. Clooney no está tirando de la Bullock, no hay fuerza que tienda a separarlos mientras están sujetos por la mano. Así que da lo mismo que le suelte o no, su vida no depende de eso. Y si le suelta, no tiene por qué alejarse. Igual podría alejarse muy lentamente que acercarse muy lentamente o irse de lado (depende del último leve movimiento que hayan realizado con su brazo antes de soltarse). Los dos podrían haber seguido cogidos y haber vuelto tranquilamente a la estación sin que pasara nada, sin que nadie se sacrificase por el otro. No se estaban cayendo por un abismo y había que aligerar peso: los dos flotaban en el espacio. Pero bueno, ya se sabe: el héroe que dice “suéltame y sálvate tú”, la escena de la separación de las manos y el héroe que “cae” al abismo, etc, etc. Supongo que había que hacerlo... Vale, podrían haber encontrado otra forma más rigurosa de llegar a lo mismo, pero en fin, ya lo dije: esto es Hollywood (y yo, muy blando, también lo dije :-)

Otro detallito de esa escena era algo chocante, aunque no puede decirse que sea un fallo. Me refiero al despliegue del paracaídas de la Soyuz. A priori no parece probable que los impactos de fragmentos de basura espacial puedan provocar el despliegue del paracaídas, aunque no digo que sea imposible. También resulta algo extraño que se produzca “tanto despliegue”; si bien tiene un mecanismo expulsor, durante el descenso a la Tierra es principalmente la atmósfera la que ayuda a desplegar el paracaídas. Inicialmente salta un pequeño paracaídas que actúa como “extractor” del principal. En el espacio exterior, si se acciona accidentalmente el mecanismo, tiendo a pensar que el paracaídas principal no llegaría a salir del receptáculo. Pero bueno, supongo que no es descartable que pudiera llegar a darse un escenario como el presentado, aunque me parece poco probable.

Seguimos. También me parece improbable que Clooney encuentre a Bullock cuando ésta se “pierde” en el espacio. Si ella se aleja tanto que llega a perder de vista la estación, ¿cómo alguien puede encontrarla a ella en la lejanía, sin tener ni siquiera comunicación por radio, ni remota idea de hacia dónde ha salido disparada? Pues anda que no es grande el espacio, y con movimientos “de 6 grados de libertad”… En la parte positiva, todos los movimientos, la representación de las inercias, cuando Clooney la ata a él y empieza a tirar con ayuda de su mochila autopropulsada, me parecieron muy conseguidos.

Las “excursiones” en general: la mitad de la película se la pasan los protagonistas yendo de acá para allá por el espacio. Que si con una mochila autopropulsada, que si con una Soyuz, que si con un extintor… hasta lanzando la cápsula de la Soyuz en plan balístico sin más que apuntar previamente hacia su objetivo. Todo esto parece muy fácil en la película, pero no se cuenta con una cosa: las leyes de la mecánica orbital.

En el espacio, si quieres llegar a un punto situado a pocos metros, no pasa nada, no hay nada que pensar: apuntas hacia allá, te impulsas y listo. Pero si en vez de unos pocos metros hablamos ya de unos cientos, o de algunos kilómetros, la cosa cambia. Y mucho.

No me extenderé sobre ello (los que hayáis leído “Rumbo al Cosmos” habréis visto que le dedico un capítulo/artículo a este tema) simplemente recordar que en el espacio, si aumentas tu velocidad, subes tu órbita, con lo cual reduces tu velocidad de desplazamiento. Y viceversa: si reduces tu velocidad (o te impulsas en dirección contraria a tu desplazamiento en tu órbita), reduces la altura de tu órbita, y empiezas a ir más rápido. Es decir, que cuando en la peli los vemos “apuntando” hacia un objetivo a lo lejos y “acelerando” en esa dirección, en la realidad sólo habrían conseguido alejarse de su objetivo. Para moverse en el espacio hay que dejar la intuición de lado y usar las matemáticas (o un ordenador que nos dé las pautas de navegación, que de las matemáticas ya se encarga él; o sus programadores…).

Junto con “la caída al vacío” de Clooney, la otra licencia “gorda” de la película es la de suponer que en el espacio todo está cerca y a mano. Del Hubble a la ISS, y de ésta a la Tiangong, un paseíto. Vamos, que no sé por qué los chinos no montan una “pijama party” en su estación e invitan a rusos y americanos, para luego devolverles la visita al día siguiente. Total, como ir a por el pan…

La realidad es muy diferente. No es sólo que ambas estaciones estén lejos una de otra y a su vez ambas lejos del Hubble… es que el concepto “lejos” es hasta difícil de aplicar aquí. Casi podría decirse que están en mundos diferentes, para el caso… Porque están en órbitas de diferente altura y diferente inclinación. Con suerte, con mucha suerte, en alguna ocasión se cruzarán a diferentes alturas, y desde una (con suerte y buena vista) podrías ver pasar a la otra por arriba o por abajo en una dirección distinta a la tuya y a gran velocidad, aunque lo normal es que en esos cruces no coincidan en el tiempo. Nada de asomarse a una y ver a la otra inmóvil a lo lejos: para eso deberían describir la misma órbita.

Y, por supuesto, no podríamos ir de una a otra ni con una mochila, ni con una Soyuz. Las necesidades de combustible para realizar el cambio de órbita sospecho que quedarían muy por encima de las posibilidades de la Soyuz. No tengo los datos ni me apetece mirarlo, pero prácticamente seguro. En cualquier caso, aunque fuera posible, no se parecería en nada a la excursioncilla vista en la peli, donde se ve a lo lejos el objetivo, se dice, “ala, vamos p’allá”, se apunta y listos. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

¿Me dejo algo más? Seguramente. Puede que me olvide de algún otro detalle que haya visto, y seguramente hay muchos otros que no vi. Pero vuelvo al principio: ¿y qué? Creo que la película tiene también muchas cosas positivas. Los movimientos en el espacio me han parecido muy logrados. Los detalles visuales de las estaciones y de las naves son una pasada, y, en general, salvo para frikis como nosotros, creo que a casi todo el mundo la película le parecerá muy realista y detallada. Repito que a mí me gustó, y disfruté bastante. En conjunto, valoro más sus aciertos que sus errores. Y creo que al neófito le da una imagen muy veraz de los peligros del espacio, de lo que significa estar allí arriba, de la aventura de la astronáutica. Creo que todo eso vale más que todos los posibles pequeños fallos de realismo que pueda tener la película.

Si no la habéis visto, os la recomiendo.

31 octubre 2013

De España al Espacio. Una historia del programa espacial español

Manel Montes, el conocido divulgador científico y espacial responsable, entre otros, de la web “NCYT Amazings”, acaba de sacar a la venta el primer libro sobre la historia de la astronáutica española.

Se trata de un documentadísimo y exhaustivo trabajo, profusamente ilustrado, en el que se hace un detallado recorrido por todas las actividades relacionadas con la astronáutica que han tenido lugar en nuestro país desde los comienzos de esta actividad a nivel mundial (sin olvidar una introducción sobre los antecedentes históricos en materia de cohetería). Proyectos llevados a término o que se quedaron sobre el papel, en terrenos tan variados como los satélites, cohetes de sondeo y lanzadores, estaciones de seguimiento, misiones tripuladas, investigación básica o colaboraciones industriales en programas internacionales, están todos ellos cubiertos en esta ambiciosa obra.

Además del indudable valor de presentar toda esta información, a menudo dispersa y hasta ahora poco documentada, de forma unificada y con alto grado de detalle, el texto permite también al lector conocer en profundidad la evolución de un gran número de programas e instituciones internacionales. Así, por ejemplo, el nacimiento de la ESA o su funcionamiento interno, están ampliamente cubiertos aquí, por mencionar sólo uno de los ejemplos más claros.

En resumen, se trata de una obra única y de gran interés para todo aquel que sienta interés por la astronáutica en nuestro país. Sin duda, nuestra posición en el escenario astronáutico mundial es pequeña, a menudo considerada minúscula si se compara con la de Estados Unidos o Rusia, pero cualitativamente esa pequeña (y variada) actividad está a la vanguardia de la tecnología mundial. Seguro que la lectura de esta interesante obra sorprenderá a más de uno.


Más información aquí.

15 octubre 2013

Un espectáculo poco frecuente


¿Es un pájaro…. Un avión…. El estornudo de un ángel…?

Pues no: se trata del lanzamiento de un misil ruso Topol, observado desde la Estación Espacial Internacional el pasado 10 de octubre.

Según parece, el astronauta Mike Hopkins estaba contemplando el espacio desde la cúpula de la ISS cuando observó el extraño fenómeno, y corrió a por su cámara para inmortalizarlo. Luca Parmitano también lo observó y tomó otras fotografías, aunque menos espectaculares.

Aunque hay quien opina que el lanzamiento podría haberse programado para ser seguido por los cosmonautas rusos de la estación espacial, de modo que pudieran aportar datos sobre el desarrollo de la prueba. Según estas opiniones, dichos cosmonautas podrían haber filtrado la noticia a sus colegas norteamericanos para que estuvieran listos para contemplar el espectáculo. Esto no es más que una hipótesis, aunque lo cierto es que, dado el escaso tiempo libre de que disponen los tripulantes de la ISS para contemplar relajadamente el espacio, que ese momento coincidiera con el lanzamiento del misil parece bastante casualidad. Aunque todo puede ser…

La nube que podemos contemplar en la fotografía corresponde a la liberación de algún tipo de gas procedente del misil, que se expande libremente en el vacío espacial.

No es muy frecuente la observación de fenómenos como éste, pero ocurren de vez en cuando, y en ocasiones son incluso más espectaculares.

En diciembre de 2009, muchos noruegos miraban al cielo asombrados ante el espectáculo de una espiral que parecía sacada de una película de ciencia ficción.

En realidad correspondía al lanzamiento de otro cohete ruso, que en este caso iba expulsando gas mientras ascendía rotando sobre su eje (un tipo de estabilización habitual en algunos tipos de cohetes). La verdad es que ante espectáculos como éste, no es de extrañar que haya quien crea en ovnis o en apariciones de la virgen…